domingo, 5 de diciembre de 2021

Dos años después...

 La última entrada que tuvo este blog fue hace mas de dos años. No puedo creer lo rápido que avanza el tiempo sin darnos cuenta.

Muchas cosas han pasado en mi vida en esos dos años.

La relación con mis padres empeoro y escape un tiempo de casa, termine la universidad, encontré un trabajo que solo me quito dinero, me operaron de emergencia, tuve problemas con mi título profesional, estuve desempleada y viví siendo mantenida por mis padres...

Pero también debo de recordar las cosas buenas.

Durante la universidad aprendí más sobre mí y tuve experiencias super agradables, pude conocer muchas personas que me regalaron sonrisas y anécdotas las cuales puedo volver a vivir en mis pensamientos a pesar de no mantener contacto con ellas, he recobrado un nuevo nivel de valor para defender mis ideas ante los demás, rento un lugar donde vivo sola y tengo una enorme paz mental al estar lejos de mis padres y sus peleas, aún así sigo al pendiente de mis hermanos menores, tengo un trabajo al fin en una empresa donde estoy tomando un poco de experiencia para poder desarrollarme más, he comenzado con mis clases particulares a domicilio dándome a conocer entre escuelas y mi comunidad.

Son cosas que a diario al despertar intento recordar para no perderme en la tristeza que suele embargare en ocasiones.

La vida esta llena de cambios, a veces buenos o malos. Lo importante es seguir levantándose y avanzar.

Ahora mismo, una pandemia de ya un año sigue afectándonos al no poder dejarnos tener un contacto social cercano, espero eso llegue a cambiar.


Extraño abrazar a mis amigos.

jueves, 31 de enero de 2019

Listas Nocturnas


Al aparecer la noche, la música está reproduciéndose en mi celular. Un bolígrafo y un cuaderno son lo que me acompañan cuando mis emociones me sobrepasan y provocan un nudo que apretando mi garganta está impidiendo expresar lo que quiero decir.

A veces me cuestionó si sería mejor sacar lo que siento, pero ¿cómo puedo dejar salir lo que pienso si sólo ocasionará furia en los demás y un mayor tormento sobre mí? Esa pregunta es lo que me prohíbe expresarme, generando más dolor.

Las cosas que me atormentan forman una lista la cual titulé hace mucho tiempo como “Las cosas que están prohibidas decir”.

Esa lista no hacía más que atormentarme porque cada punto de ella apareció debido a experiencias que me acompañan convertidas en amargos recuerdos.

La primera que golpeó mi ser ocurrió una tarde en la cual, mi madre, gritándome me reclamaba que fuera aquello que no entendía cómo lograr…

“¿Por qué no puedes ser más como Abigail? Ella es una buena hija, ¿por qué no eres así?, ¿qué hice para tenerte como hija?” Soltaba con furia.

Sus gritos y reclamos no eran lo que me atormentaban, era más bien el hecho que siempre me comparaba con la hija de su amiga, haciéndome sentir la peor clase de hija en el mundo. Ni siquiera sabía que era lo que me hacía diferente de ella, pero eso no me impedía sentirme inferior debido a las comparaciones hechas por mi madre

Odio que me comparen.

Así empieza mi lista.

La segunda que provocó la primera fisura en mi ser sucedió una fría tarde en el la camioneta de mi padre en ese entonces, con él al volante, mi madre de copiloto y yo en el asiento trasero.

―Ya no quiero formar parte de la religión de mamá. ― Aunque no debí, expresé por primera vez uno de mis deseos cuando mi hermano bajo del auto
― ¿Qué dijiste? ―Preguntó confundida mi madre. La expresión en su cara reflejaba sorpresa, pero también dos cosas más:  miedo y angustia.
―Ya no quiero ser de esa religión ―Repetí sin el mismo valor que antes. Comencé a temer y mis dedos comenzaron a pellizcar el dorso de mi mano en un intento por calmarme
― ¿Por qué ya no quieres? ―Preguntó mi padre con un suspiro y recargándose contra el asiento. No reflejaba sorpresa en su voz, parecía como si esperará que esto sucediera.
―Hay cosas que quiero hacer. ―Dije evitando sus miradas porque en el fondo de mi mente, había algo sobre quién era y aún no aceptaba, molestándome por eso.
― ¿Cómo cuál? ―Pregunto mi madre dejando ver su molestia en el tono de voz.
―Quiero escribir un libro. ―Contesté. Era la primera vez que decía en voz alta uno de mis sueños.
Mi padre suspiró fastidiado.
― ¿Tú? ―preguntó― ¿Escribir un libro? Por favor, ¿crees ser capaz? ―Soltó una risa irónica y mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, parpadee pellizcando con más fuerza el dorso de mi mano.
―Ya sabes que desear fama no trae nada bueno, solo te causará dolor. ―soltó mi madre con voz cansada― Si quieres escribir un libro puedes hacerlo en la sucursal. ―Agregó y talle mis ojos con una mano.

Se bajaron de la camioneta. Ellos terminaron la conversación.

Odio que siempre tomarán mis padres mis sueños a la ligera.

Es el segundo punto de la lista.

Los siguientes dos puntos, los más odiados, fueron por la tercera experiencia. Comenzó una mañana en la escuela durante el primer año de secundaria cuando mis compañeras se probaban la ropa de otras. Ninguna pieza de ropa me quedó. Al llegar a casa le conté lo sucedido a mi madre, ella solo dijo aquello que aún me persigue al entrar a una tienda de ropa.

 “¿Cómo quieres que te quede esa ropa tan bonita si tú eres una mastodonte?”

A veces pienso que no lo hizo con el afán de molestar, pero también pienso en que si ella hubiera tan solo meditado mejor sus palabras se hubiera dado cuenta de lo hirientes que fueron.
Estas palabras no sólo hacen que me sienta incómoda al ver ropa bonita y personas más delgadas que yo, también comenzó mi ansiedad de comer hasta que sentirme a punto de explotar para después llorar sin parar.

Odio que ofendan mi cuerpo.

Odio que fuera mi madre quién me hiciera odiar mi cuerpo.

Estas fisuras fueron originadas por los comentarios de otras personas, pero yo me encargue de hacerlas más grandes.

 “―Deja de perder el tiempo leyendo.”
“―Deja de reír tan alto y feo.”
“―Deberías dejar de usar solo pantalones.”
“―Deberías dejar de usar el cabello suelto.”

Todos estos comentarios “bien intencionados” por parte de familiares y conocidos dieron origen a algo que esta en mi lista de “Las cosas que están prohibido decir”, más que una afirmación es una pregunta.

¿Por qué tengo que cambiar?

Todos los puntos de esta lista me atormentaron por mucho tiempo, hasta que a finales de mi último año de secundaria descubrí cómo escribir y expresar lo que me hacían sentir a través de una hoja y bolígrafo aligeraba la carga emocional que me causaba. Era cómo poner pegamento a las fisuras de un cristal roto. Sólo que ese cristal era mi ser.

Es así como esta lista pasó de ser “Las cosas que están prohibido decir” a “Lo que es prohibido decir, pero no escribir”.

Escribir en la oscuridad de mi cuarto sobre aquello que me molesta ya no es una actividad tan común como lo fue cuando comencé la preparatoria. Aunque puede ser algo irónico, porque también fue cuando deje de escribir sobre esa lista, debido a que comprendí que no debo dejar que los pensamientos e ideas de los demás tengan efecto sobre mí.

Continúe perdiendo el tiempo leyendo como decía mi padre, así conocía nuevos mundos y personajes que me brindaron nuevas enseñanzas.

Continúe riendo alto y feo como decía mi madre, porque el escuchar ese sonido saliendo en mi me mostraba que seguí siendo una persona capaz de ser feliz.

Continúe usando sólo pantalones para no tener que preocuparme por cómo debía de sentarme ó para simplemente poder jugar y correr.

Continúe usando el cabello suelto a pesar de que el viento me hace lucir un peinado nada peculiar cuando pasa en una suave caricia saludando haciéndome sentir aquello que deseo muy pronto ser.

Libre.



Historia de Janeth Books.
Redacción por Cindy R.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Un sentimiento.


Desde que el día comienza se puede encontrar con personas que sienten odio por tener que enfrentar otro día.

Odian tener la misma rutina.
Odian no poder expresar lo que sienten.
Odian a las personas que se sienten felices al aplastar a otras.
Odian la sociedad.
Odian su cuerpo.
Odian sus amigos.
Odian no tener amigos.
Odian el clima.
Odian el miedo.
Odian la valentía.

En cierta parte he comprendido el odio de todas aquellas personas; aunque mis razones para sentirlo son por lo que no puedo hacer.

Hay veces en las que me gustaría estar sola.

Odio estar sola.

Hay veces en las que es mejor guardarse lo que uno piensa y mantenerse callado.

Odio tener que callar.

Hay veces en las que es mejor no llorar.

Odio tener que quedarme con un nudo en la garganta al mismo tiempo que hago lo posible para que mi dolor no salga.

Es mejor aguantarnos nosotros el dolor que dañar a los demás.

Odio tener que sacrificarme.

Hay veces en las que es mejor seguir lo que los demás dicen.

Odio no poder seguir mis decisiones.

Hay veces en las que es mejor convertirnos en la imagen superficial que la sociedad quiere, para ser aceptados por esta.

Odio preferir la aceptación de los demás que la propia.

A veces es mejor solo asentir ante las órdenes que nos dan aunque no sea nuestro deseo.

Odio esa sensación de derrota al dejarme subordinar por alguien más que no sea yo.

Hay veces en las que es mejor no actuar ante una injusticia.

Odio que mi cuerpo no responda a la acción.


El odio ha estado conmigo todo el tiempo, tanto, que ya no creo que sea una sensación.

Es casi como un estilo de vida.

¿Por qué dejo que los demás manejen mi vida? ¿Por qué no alzó la voz y expreso lo que realmente deseo? ¿Por qué simplemente no dejo caer mis lágrimas ante el dolor? ¿Por qué tengo que llenar mi cara de productos que ocultan mi verdadero rostro? ¿Por qué tengo que fingir algo que no soy? ¿Por qué no me puedo aceptar? ¿Por qué no actúo ante esto? ¿Por qué lo aceptó tan fácilmente? ¿Qué es lo que ganaré con esto? ¿Estoy realmente disfrutando de mi vida?



Odio no tener respuestas.

sábado, 25 de marzo de 2017

"Una mala semana"

Hola.

Estoy algo triste al escribir esto pero lo hago para sacar un poco ese sentimiento.

Esta semana fue algo rara para mí.
Así que la relataré.

Lunes.
Fue festivo, por lo que no tuve clases. Para cualquier adolescente eso significa salir a pasear un rato, leer, jugar o cosas así; para mí fue el poder dormir más de cinco horas seguidas sin preocuparme por la escuela, pero al despertar lo que hubiera preferido, era tener que hacerlo por ir a la Universidad que estar en casa.
En casa no puedo ser como realmente soy, tengo que ser sería y lo mejor es no hablar sobre algunos gustos que tengo por libros o películas, como sigo viviendo en casa de mis padres debo de estar bajo las reglas de mi mamá, quien es apegada a su religión y lo entiendo, todo ser humanos puede tener una, pero lo que siempre me molesta es tener que fingir disfrutar estar en ella, no es que tenga algo en contra, solo que no es lo mío.
Solo hice tarea y no hable con nadie.

Martes.
Asistí a clases sin humor y me pasaron cosas malas.
Olvide mi desayuno, camino a la Universidad mi botella de agua se abrió mojando mi pantalón, al bajar del transporte público estaba por guardar el cambio cuando un aire súper fuerte paso llevándose cuarenta pesos de mi mano (Lo sé, eso fue estúpido 😧).
En la segunda hora esta fue libre así que aproveche para ir a la papelería a imprimir una tarea, al pasar por la cancha, los chicos de Volleyball me golpearon con el balón, se disculparon y no hubo problema aunque al final el golpe fue para nada, debido a que la maestra a quien le iba a entregar la tarea, por la cual sufrí (literalmente) no se presentó. Cuando estaba por irme, después del servicio, me di cuenta que mis audífonos no estaban en mi mochila, no estoy segura si los robaron o los perdí. Tuve que ir hora y media de camino a casa aguantando el fuerte sonido de la música del chófer del transporte público. Fue un horrible día.

Miércoles.
No fue nada malo en comparación al día anterior.
Estuvo calmado y platique con unos amigos, mi estrés disminuyo y no hubo certificación, por lo que le hable a un amigo y me invito a acompañarlo recoger un acta que necesitaba para no tener problemas al ir a EE.UU con su psicóloga; fue incómodo, pues resulta que, su psicóloga era quien antes había sido la mía por unos dos meses. Tenia más de un año que no hablaba con ella. Me hizo preguntas con indicios de querer aclarar algo que no hicimos en terapias, o tal vez fue sólo mi imaginación. Al salir de ahí, una sensación de nostalgia inundó mi pecho y no entendía porqué. Mi amigo me invito a cenar y fui a casa.
Una vez en ella tuve que aguantar los gritos y peleas de mi casa, solo estuve en mi cuarto con la excusa que no me molestarán porque hacia tarea, pero aun así las discusiones no pararon.
Dormí escuchando los gritos de mi madre.

Jueves.
Ese día estuvo regular, me divertí hablando con mis amigos y no pude dejar de reír por las preguntas de un amigo. Éramos Sergio, Oviedo y yo. Sergio al terminar de hablar con una amiga por celular pregunta "Si la persona a la que llamas no tiene saldo ¿Continúa hasta que se le acabe el saldo al otro?" Oviedo y yo no podíamos evitar mirar con cara de "¿De verdad preguntas eso, Sergio?" Yo solo le respondí "El que habla paga" pero al parecer esa no era la única duda de Sergio porque a los segundos de responderle dijo "Pero ¿Y si el otro también tiene saldo?" Oviedo fastidiado al creer que era solo show de Sergio le respondió "Es lo mismo, idiota". La cara de asombro de Sergio y la manera en que llevo sus manos al rostro no puedo quitarla de mi mente. Oviedo y yo no podíamos dejar de reír al darnos cuenta que realmente Sergio no sabia las respuestas a esas preguntas tan obvias.
Ese día si hubo certificación por lo que salí hasta las ocho de la noche y llegue sólo a bañarme para ignorar las discusiones entre mis papás. Tardé en dormir debido a los gritos.

Viernes.
Ese día asistió mi Facultad de la Universidad a un foro de expresión sobre educación especial. Fue un evento muy emotivo.
Al llegar todo mi grupo al lugar donde hacemos servicio social, una amiga qie esta embarazada nos dio la indirecta que deseaba que organizáramos un baby shower ahí mismo para ella. Fue tan clara la indirecta que hicimos la lista de invitados junto con ella.
En la tarde llegó una chica de otro turni que hace servicio con nosotros, y algo me hizo darme cuenta que siempre me gustan las personas incorrectas.
Llegando a casa me bañe y platique con un amigo por medio de Whatsapp lo que sentía por ella y como eso me va hacer sufrir más adelante, él me apoyo para no deprimirme por lo que sentía.

Sábado.
El día de hoy ayude a mi mamá con algo y me la pase de un lado al otro. Mi padre llegó en la tarde y comenzó a gritarme y molestarme por cosas sin sentido. Llegó cuando apenas me había recostado en mi cama, por lo que creyó  había estado de "floja" todo el día, comenzó a gritarme a pesar de que mi mamá me defendía. No dejaba de molestarme, así que no pude evitar contestarle (un mal hábito en mí). Llegue a gritarle que dejará de molestarme, él solo dio media vuelta. Me pareció verlo sonreír. Había conseguido lo que quería y eso era joder a alguien. No pude evitar llorar de la frustración. No había hecho nada malo.
Es por eso que tome este tiempo para sacar todo lo que me ha pasado en la semana con la esperanza de sentirme un poco mejor.

Solo funciono para tranquilizar mi ira.

Espero que no les haya molestado haber gastado tiempo leyendo esto... Si es que alguien lo hace...

¡Janeth, fuera!

lunes, 20 de marzo de 2017

¡Hola a todos!



Estoy feliz de hacer esto. (/◕ヮ◕)/

Siempre he querido hacerme de un pequeño espacio en el gran mundo del internet para compartir aquellas experiencias que he tenido en mi vida diaria.

La mayoría de las cosas que plasmaré aquí no siempre son interesantes, bueno, algunas sí y la mayoría han sido amargas... pero todo eso lo contaré más adelante
Actualmente han mejorado las cosas.

Por lo pronto, sólo quiero decir un hola a aquellas personitas que lean esto.

Saludos y que tengan un buen día.

¡Janeth, fuera!